lunes, 14 de septiembre de 2015

El hombre de arena - Claudia Isabel Lonfat, Laura Olivera & Köller


Teo se llamaba mi abuelo, pero prefiero recordarlo como el hombre de arena; tenía un bar en Necochea. Yo era chico cuando desapareció; mi abuelo y el bar, ambos desaparecieron un día de septiembre del 76. Y mientras camino por la playa, casi desierta en esta época del año, recuerdo esa porción de arena que, según Teo, le pertenecía por “derecho propio” ya que su padre y su abuelo vendieron pescado durante toda su vida en ese mismo lugar. Me quedo pensando en él, en Teo, que era un buen hombre. Una ráfaga de brisa marina me hace una caricia leve y aprovecho para cerrar los ojos: allí está Teo, con esa gorra verde y la cicatriz en la frente, según él una vieja herida de las épocas de mar; más tarde supe que un matón de Osinde le había partido la cabeza en los bosques de Ezeiza, cuando volvió Perón. A pesar de todo, Teo siempre sonreía, incluso en el 76. Los rumores acerca de lo que ocurrió con él son muchos; dicen que se puso una pastillita en la boca y apretó los dientes, Que miró a los milicos con una sonrisa irónica y se desvaneció sobre la arena. Parece que se lo llevaron porque les avergonzaba no haberlo atrapado. Otros aseguran que se ocultó en la arena, que se hizo parte de ella y que sigue ahí, habitando esa porción de playa que le pertenece por “derecho propio”.

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6 comentarios:

  1. me gustaría ilustrar algunos cuentos..(además que tengo mis historias)

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    1. Joel, serán bienvenidas tus ilustraciones

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    2. Si te interesa ilustrar cuentos, échale un vistazo a mi página:

      http://lucianodoti.blogspot.com.ar/p/blog-page.html

      Y si tienes historias de 100 a 1000 palabras, puedes enviarlas a sergiogvh@gmail.com o ponte en contacto conmigo para incorporarte a nuestro grupo.

      Se publicarían en http://minimalismoscuentos.blogspot.com

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  2. dije, escribí algo, y por tercera vez me Dice el encabezamiento que no puede estar vacío el área de comentarios...

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  3. Me encantó.
    Creo que se fundió con la arena que sentía suya por derecho propio.
    Un gran abrazo.

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