martes, 8 de marzo de 2016

Un tal Figueroa - Marcelo Sosa, Ana María Caillet Bois & Ana Lía Serrano


La desgracia se abatió sobre Figueroa en Entre Ríos cuando en una riña mató a un hombre que era pariente del juez de paz. La policía lo persiguió por toda la pampa húmeda sin darle tregua. Figueroa era un gaucho con cacumen. En su afán de interferir en la comunicación entre sus captores, cortó los cables del telégrafo presenciando con atónita sorpresa como caían, una detrás de la otra, grandes letras negras que formaban la frase: DETENGAN A JOSÉ FIGUEROA.
Quedó atónito ante la demostración de poder del juez, estaba seguro que algo tenía que ver, pero, que de los cables del telégrafo cayeran letras con su nombre era demasiado. No se iba achicar, ya les demostraría quién era él y que equivocados estaban. Cuando sintió que la poli ya le pisaba los talones comenzó un raro baile con su caballo con herraduras nuevas y grabó en el medio de la autopista: JOSE FIGUEROA ES INOCENTE.
Era necesario probar lo escrito, así que Figueroa se dedicó a buscar a todos los que habían presenciado el incidente; el Braulio, fácil de encontrar, no recordaba nada, ocupado como estaba en franelear con la dueña del boliche. A Barbieris lo encontró en clase de yoga, dijo durante la pelea estaba en estado Alpha. Así anduvo contactando a uno por uno al tiempo que huía del juez. Finalmente encontró a Ricardo Canaleti quien pudo testificar y demostrar, con sus muñecos, la inocencia de José Figueroa.

Acerca de los autores:
Marcelo Sosa
Ana María Caillet Bois
Ana Lía Serrano

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