Jota, cuyo trabajo era limpiar los baños de un shopping de lujo, quiso
ser protagonista de algo, lo que fuera, pero su vida era chata, se reducía a un
circuito donde debía lidiar con inodoros, lavatorios, secamanos y toda la
basura femenina que uno pueda imaginar. Su vicio, en los pequeños lapsos
disponibles, mientras alguna dama histérica no reclamara su presencia, era espiar
desde los espejos, y de reojo, a cuanta fémina se acomodaba el corpiño o la
bombacha, como si él no existiera. Nada lo asombraba a esta altura, a decir
verdad; las que venían a esa especie de aguantadero no tenían nada
sorprendente. Y nada lo había dajado boquiabierto hasta que vio lo que nunca
hubiera querido ver. Después se supo: descubrió cómo eran las partes íntimas de
los derits de Lujur, esas criaturas venidas de un planeta que había hecho
amistad con el nuestro. ¿Y en qué reparó Jota? En que los implementos sexuales
de los derit eran absurdos, casi incomprensibles pero, sobre todo, que estaban
vivos, que se ensamblaban para el acto sexual y que luego vivían su propia vida,
lejos del ser que parasitaban, por lo que tenían una sexualidad prestada, lo
que los hacía tan pacatos y moralistas. Pero en contra de lo que los lectores
están imaginando, Jota no comentó su hallazgo y se limitó a chantajear a los
alienígenas, que de chantajes sabían menos que de sexo. El limpiabaños vive
ahora en un planeta paraíso, cerca de la Nube de Magallanes.
Acerca de los autores:
Claudia Isabel Lonfat
Acerca de los autores:
Claudia Isabel Lonfat
muy bueno por la fusión de fantasía y realidad
ResponderEliminarmuy bueno por la fusión de fantasía y realidad
ResponderEliminarEn los shopping se ve de todo, pero esto es... fabuloso
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