He sobrevivido al primer viaje interestelar. Los huesos de los demás
estaban pulverizados en sus nichos. ¿Responderá la computadora del navío a las
preguntas que me formulo atemorizado? Mientras tanto, un sol hermoso y
prometedor brillaba detrás de Uqbar, que ofrecía grandes continentes de luz… En
Uqbar tropecé con la mentira. He soportado por meses sus caprichos ecológicos,
sus temblores, sus necedades y a un ser que afirma ser único en su mundo. ¿Qué
demanda evolutiva produjo este mundo mentiroso?
—¿Computadora?
—No. No más. Yo soy Uqbar, y Uqbar soy yo. Soy la mentira, pero no la
pregunta que la desnuda.
—¿Eres…?
—El punto de la no evolución. Soy en el paréntesis de tu paso, vasto y
necesario. Ya he tenido suficiente. ¿Único en el mundo? ¡Bah! Le he dado la
espalda y me he retirado al desierto dorado, más allá del río de lava; y, sin
embago, me sigue; me sigue y me repite: Soy Uqbar.Acerca de los autores:
Juan Manuel Valitutti
Juan Manuel Montes
Fernando Naranjo Espinoza
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