domingo, 12 de julio de 2015

Infame desafío - Soledad Cruella, Patricio G. Bazán & Héctor Ranea


NO ARROJAR AL INODORO RESIDUOS DE NINGUN TIPO, rezaba cartel en baño de hotel de Merlo. Le costaba acatar órdenes. La lucha entre lo que debía y lo que quería. Esa bulla interna… 
Salió hacia el bar de la Avenida del Sol, nueva ordenanza: EL BAÑO ES PARA USO EXCLUSIVO DE LOS CLIENTES. Apretó los puños, pidió un café.  Abuso de poder y sumisión y esa guerra intestina… Entonces recordó la crema de espinacas del mediodía. “Café mediocre y caro”, rumió mientras exoneraba su carga contra las paredes del minúsculo baño. Antes de salir, contempló su obra, dudando si adjudicarse o no la autoría del mural. Fiel a sus principios, prefirió el anonimato. Ganó la calle, paseando y topándose con más y más restricciones, y gente que lo observaba con recelo. Sospechó que toda la ciudad de Merlo estaba en su contra. O, peor aún, que sus habitantes estaban enterados de todo lo que él estaba haciendo. El salmón debió tener algún cuerpo extraño, ¡estos seres ponían cada cosa! Y encima, luego restringen la posible evacuación de todo eso que llama alimento. Al principio tomó las espinacas pensando que era salmón hasta que el mozo le aclaró que este era despinado, señalándoselo. Ahí comprendió que eso era un animal y que no todos eran bípedos como el mozo o los pájaros o quienes escribían esos carteles intimidatorios. ¡Para la invasión habría que modificar tanto a este planeta!

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