domingo, 9 de agosto de 2015

El riesgo - Maria Brandt, Alejandro Bentivoglio & Cristian Cano


Amo vivir al límite. Para mí, todas son opciones de vida o muerte. Desprecio la moderación y la prudencia: disfrutar de la vida consiste en correr riesgos. Por eso acepté el desafío de mi pandilla. Por eso estoy vestido de negro, armado con una barreta, amparado por las frías sombras del cementerio: planeo irrumpir en la cripta maldita de Kart Wagnis, capturar los restos del odiado jerarca nazi y depositarlos a los pies de mis sorprendidos camaradas. El plan es sencillo. Además ya tengo bien calado al sereno y sé cuándo deja de dar sus rondas y se queda bien tendido en su casucha, tomando vino y durmiendo. A él poco le importa lo que alguien haga en el cementerio... si es que él no lo hizo primero; conozco sus secretos como conozco la palma de mi mano. Así que a la noche ya estoy listo, con las cosas en mi mochila y el cementerio para mí. Suena el teléfono. Es mamá:
—Jaime, olvidé el chesse cake que preparé para tu abuela, no me lo traerías? Aun teje: te hizo un pasamontañas. De colores. Es horrible, pero sería un lindo gesto que te lo probaras y agradecieras. Está grande. Te espera.
—Si, má, ahí voy. —Vuelvo a casa, dejo la barreta, me cambio la camisa negra por un jersey a rayas. Esta noche es para la abuela Justina. Y a Wagnis le queda toda la oscura muerte por delante.

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