Ser feliz, pensó Ascar, es saber que en tu bolsillo hay
suficientes pastillas para toda la semana. Las rojas de la euforia, las azules
de la paz, las amarillas de la creatividad. Desde que las drogas de diseño
empezaron a venderse en las farmacias, millones de mujeres y hombres anclaron
su vida cotidiana a la ingesta de Euforina, Dharma Plus o Einstein-999. Algunos
hasta tenían esperanzas de que desaparecieran la codicia, las guerras… que los
seres humanos serían menos miserables. Al fin cada persona podría ser lo que
quisiera. La felicidad ya no estaría reservada sólo a los privilegiados nacidos
con talentos especiales, ahora bastaría con esos comprimidos para sentirse en
el mejor de los mundos.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que Ascar quedara
atascado en el tránsito de la ciudad en la que vivía.
—¿Qué pasa? —preguntó al taxista que lo transportaba.
—Es un piquete; reclaman que las obras sociales cubran las
nuevas pastillas. También clases públicas sobre las pastillas rojas, porque su
sobredosis produce infartos, ictos y adición. Dharma Plus hace a la gente
edulcorante, sobona y desenfrenada sexual. Einstein- 999 genera escritores de
ciencia ficción, estudiantes de física y hasta físicos...
—¡La nueva trinidad santa: Euforina, Dharma...
Lo interrumpió el taxista salvando los respaldos delanteros
desnudo de la cintura para abajo, pene erecto elevado 45º sobre la horizontal.
Antes de ceder al deseo del taxidriver, Ascar vio al pie del parabrisas los
envases de tres Dharma-grageas.
Acerca de los autores:
Luciano DotiDaniel Alcoba
Sergio Gaut vel Hartman
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